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del dia 28 Abril de
de 2007

Aprendí la palabra ‘derogar’ que, siendo ama de casa, no conocía”

María Leticia Medina (39) es una señora que, cansada de que su marido trabajara en un supermercado durante años y “de lunes a lunes”, sin tener la posibilidad de compartir un domingo en familia, se abocó a la tarea de recolectar firmas para presentar un proyecto de ley que permita a los empleados de Comercio descansar durante los fines de semana. Siendo simplemente un ama de casa, ya logró juntar más de 40.000 rúbricas que le envían desde todas partes del país. Aún le restan unas 400.000, pero dice que lo va a lograr. Demasiado empuje para una sola mujer.

-¿Tenés hijos?
- Tres: Aarón (17), Gastón (15) y Juan (11).
-¿Cómo se te ocurrió esto de empezar a juntar firmas?
- Antes, estuve casi tres años pidiendo al gremio y al Ministerio de Trabajo que se viera la situación del empleado de Comercio por lo que estaba viviendo con mi marido, que trabaja de lunes a lunes y porque, en otros supermercados, hasta les prohíben hablar entre compañeros, para que atendieran las situaciones que estaban pasando todos en general. Pedí muchísimas inspecciones y esperé siempre que alguien hiciera algo, el gremio, el Presidente, los gobernadores o diputados. Se presentaban proyectos, pero jamás se supo el final de ninguno.
-¿Y entonces?
- Un año y medio después de que saliera la ordenanza, empecé a ver que no estaba teniendo buenos resultados, hice todo el seguimiento y el estudio completo de la ordenanza que decía que no se trabajara los domingos y estaban implementadas algunas multas que, para los hipermercados, eran ínfimas, pero como es municipal, el cierre no se podía dar. Estudié por Internet, repasé mis libros del Secundario y ahí comprendí que no podía ir de abajo hacia arriba, porque hay un decreto que está frenando a la ley de Contrato de Trabajo que, en su art. 204, indica el cierre del comercio desde las 13 del sábado hasta el domingo a las 24, eso está vigente, jamás se vetó. Entonces, si ese decreto se saca, la ley está vigente hasta hoy.
-¿Qué decreto es?
- Me costó meses encontrarlo, porque todos hablaban de un decreto de Menem, pero nadie sabía dónde estaba. He visitado a muchos abogados en Río Cuarto, también fiscales, pero nadie sabía el número del decreto. Hasta que, tanto buscar por Internet, de quedarme horas todos los días, lo encontré ¡bingo, acá está! Pero tiene más de 40 artículos, me leí todo hasta encontrar el art. 18.
-¿Y qué dice?
- Ahí permite la libre apertura y cierre de los comercios en general. Pero no habla sobre las condiciones de los empleados ni que tienen que ir a trabajar sábados y domingos, eso no está establecido ahí. Entonces, este decreto hay que sacarlo. ¿Cómo?, derogándolo. Aprendí la palabra derogar, que siendo ama de casa no la conocía. Llegué con mi carpeta a un fiscal y me contestó que no podía hacer nada. “¿Cómo que no puedo? ¡Yo o alguien tiene que llegar a hacer algo!”, le dije. No podía ser que esto terminara en la nada, que nadie pueda hacer nada por todos los empleados.
-¿No habías ido a verlo a Oberto?
- Sí, con él compartí toda la ordenanza completa. Salí con las banderas, esa noche lloré y grité de alegría cuando se firmó la ordenanza, hasta que uno de los concejales me abrazó y dijo:“Señora, la veo tan eufórica que quiero hablar con usted y su marido. Dejen de llorar y estar contentos porque ahora viene la peor parte, van a tener a todos los súper en contra y van a mandar sus abogados y recursos de amparo basándose en el decreto de Menem”. Entonces, ¡a seguir!
-¿Y si el empleado cobrara el doble por trabajar un domingo de franco y pudiera elegir hacerlo, también estarías en contra?
- Creo que sí, porque lo que demuestran los chicos es eso, porque el único día en la semana que puede unificar a la familia es el domingo.
-¿Y si el empleado es joven, no tiene familia ni hijos y quiere juntar plata para casarse, por ejemplo?
- Con todos los que he hablado no se me presentó ni un caso en particular que no tuviera ni siquiera amigos, porque el domingo es el único día en que uno se puede juntar con los amigos, se puede descansar, cumplir con los cultos...
-¿Y los mozos y gastronómicos o los periodistas que trabajan los domingos, cómo hacen?
- No están dentro del convenio. Está el proyecto de ley por un lado y el art. 204 que regula la apertura y cierre de los comercios, y después están todos los convenios colectivos. Yo no toco ningún convenio colectivo, solamente pido la derogación de ese decreto y queda todo en la normalidad. Después, cada gremio va a tener que actuar de acuerdo al convenio que tenga o hacer nuevos convenios. Es un trabajo que, después, va a tener muchísima gente, diputados, legisladores, van a tener que ponerse a trabajar para que las cosas funcionen como deben funcionar. Si la gente quiere trabajar el día domingo, van a tener que hacer una regularización de esto. Lamentablemente, en este país no existe eso porque si tenés un problema el día domingo, el Ministerio de Trabajo trabaja sólo de lunes a viernes, y no se consigue a nadie que haga una inspección un día domingo. Además, cuando van a hacerla ya están avisados, porque así es la corrupción que existe en este país. Eso no pasa donde está mi esposo, que está trabajando en un hiper local y está intentando el cierre de los domingos por ser local, pero ellos abren porque abren los otros. El problema está en los grandes, que te hacen cerrar la boca porque si pensás lo contrario te tenés que considerar despedido.
-¿Con esas firmas qué pensás hacer?
- Yo hice un proyecto de ley de acuerdo con el art. 39 de la Constitución Nacional que es el que permite a un ciudadano común hacerlo: pide el 1,5 % del padrón electoral de la última elección. En el caso mío, es la del 2005 y son 29 millones de habitantes que han votado. Tengo que juntar 382.000 firmas. Y pensamos llegar hasta 600.000 por las dudas.
-¿Qué dice la gente cuando firma?
- Son contados con los dedos las personas que no está de acuerdo, algunas dicen que “en el campo la gente trabaja el domingo”, pero no trabajan los domingos los 365 días del año, lo hacen en la época de cosecha y de siembra, y hasta se toman vacaciones en familia, cosa que yo no puedo hacer. Tampoco la gente que trabaja de lunes a lunes.
 Algunos trabajan toda la semana y el único día que tienen para hacer las compras son los sábados a la tarde y los domingos...
- ¡¿Y qué hacían 15 años atrás?¿Cómo se las arreglaban?!
- Y, el almacén de barrio estaba abierto. Ahora se fundieron todos.  Y bueno, el almacén de barrio va a volver a estar abierto, porque esto está para hipermercados, supermercados, grandes tiendas y empresas, de mil metros cubiertos en adelante. Va a trabajar otra vez el almacén de barrio, ése al que todas estas cadenas les quitaron el espacio.
- ¿Tenés claro que estás luchando contra las multinacionales?
- Sí, pero hay un Dios que es justo. Esto no se me ocurrió a mí, durante un año y medio al leer la Biblia, todos los días porque soy muy creyente, no entendía por qué al abrirla para buscar la Palabra, siempre coincidía con la que habla del Descanso del Séptimo Día y yo no entendía cuál era la razón. Esto es obra de Dios y no mía, porque que un ama de casa se ponga a hacer un proyecto de ley y llegar hasta el propio Presidente, a obispos de todos lados y recibir cartas y firmas de todo un país, jamás me lo imaginé. Tampoco sé qué me puede esperar para más adelante, todos los días es una sopresa para mí. Me ofrecieron integrar listas políticas y hasta hubo diputados que me pidieron el proyecto.
-¿Pertenecés a algún gremio o partido político?
- No, a ninguno. El gremio Empleados de Comercio me está apoyando en esta inicativa, no sólo el de Río Cuarto, se unificaron más de 100 delegaciones de todo el país. Tengo un credo: la Iglesia Evangélica, la Adventista, y esto sale de una ciudadana común y corriente, un poquito loca quizás, pero que quiere llegar a que la Constitución sea utilizada como se debe.
 
Ana Solá
Fotos: Estela Zogbe

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