Desde
mediados de la década pasada, CAME ha trabajado fuertemente para
lograr el cierre de la totalidad de los comercios el día domingo.
Hemos realizado acciones y gestiones a lo largo y a lo ancho del país
e incluso presentado al Congreso Nacional un proyecto de ley en este
sentido.
Ésta no ha sido una posición caprichosa. Varias son las
razones que imponen fijar límites a los horarios comerciales
y establecer el cierre obligatorio de los comercios los días
domingos y feriados.
Contrariamente
a lo que podría pensarse para una entidad empresaria, el primer
argumento no es económico ni nace de la defensa de los intereses
del sector. El primer argumento es ético y social. La sociedad
o, en su defecto, el estado, deben garantizar al trabajador un digno
descanso semanal. El domingo ha sido tradicionalmente el día
del encuentro familiar, de gozar juntos el tiempo libre, es día
de recreación y de gozar de la naturaleza. Para los creyentes
cristianos es, además, el día dedicado al Señor.
Por
otra parte, el descanso dominical muestra la primacía de la dignidad
de las personas por sobre las exigencias de la vida económica
aún y con mayor razón en las circunstancias especiales
de nuestro tiempo.
Respetando
el descanso dominical revalorizamos el trabajo. Hoy, el trabajo no puede
tener tan sólo la finalidad del sustento diario. Producir no
puede ni debe tener como mera finalidad la satisfacción de las
necesidades de un estilo de vida, ni la satisfacción de acumulación
de riquezas y concentración de capital desmesurados que genera,
además, concentración demográfica, financiera y
económica con nefastas consecuencias para la sociedad toda de
lo cual los argentinos tenemos experiencia. El trabajo debe ser factor
de humanización y convertirse en el móvil de la evolución
social integral, gracias a la cual la humanidad franquea etapas en su
marcha colectiva. Dentro de este concepto y sólo así,
el trabajo se convierte en instrumento de realización individual,
liberalización y desarrollo social y cultural.
Por
ello, entendemos que esto no es sólo valioso para los empleados
que sí son los principales destinatarios, lo es también
para los empresarios, los comerciantes; especialmente los pequeños
y medianos. Establecimientos estos en su mayoría de composición
familiar (en nuestro país casi el 80% de los comercios está
conformado por establecimientos de hasta diez ocupados), requieren la
permanente presencia de su propietario cuando no de la totalidad del
grupo familiar. Les es imposible, por estructura, rotar el personal
y el trato cuasi familiar que mantienen con ellos los obliga a concederles
el merecido descanso. Estos empresarios, que también son trabajadores,
merecen la posibilidad del descanso dominical.
La
circunstancia de que en la ciudad de General Pico se haya llegado al
cierre dominical del comercio es doblemente valorable. En primer término
y fundamentalmente, porque el objetivo central de convenio -que es mejorar
la calidad de vida tanto de los empleados como de los propietarios del
comercio-, está reconociendo los principios trascendentes del
concepto de trabajo que expresamos., lo que sin duda redundará
no sólo en mejor calidad de vida para comerciantes y empleados
sino para la comunidad toda.
En segundo lugar, porque se equiparan oportunidades competitivas entre
los pequeños comercios y los grandes establecimientos, lo que
también es de estricta justicia.
Un
informe de la Comisión Europea sobre el Observatorio Pyme (Bruselas,
noviembre de 1993) dictamina que: "a) los costos estructurales,
legales y convencionales por abrir los domingos y feriados y por la
extensión del horario comercial son superiores en las pequeñas
y medianas empresas por razones de estructura empresaria; b) estos mayores
costos tienen que repercutir en los precios al consumidor o los establecimientos
deberán absorber estos mayores gastos fijos con graves consecuencias
finales; c) consecuentemente con lo anterior se disminuye la productividad
y la calidad de la prestación del servicio de los empleados,
aumentado los gastos fijos y generando un enrarecimiento del ambiente
laboral."
Prueba
de que equipara oportunidades es el informe elaborado en España
que demuestra que, al cumplirse el año de vigencia de la ley
2 del 15 de enero de 1996 que impuso el cierre, la venta en los pequeños
y medianos comercios de proximidad se incrementó entre el 12%
y el 15%, según las Comunidades Autónomas de que se trate,
generando, además, un aumento general del consumo, de lo que
se concluye un beneficio para todos los sectores del comercio y para
los consumidores. Esto permitirá promover el circuito virtuoso
de mayor producción, mayor inversión, más y mejor
empleo y mejores condiciones de vida.
Lo acontecido con la regulación de horarios impuesta en la Comunidad
Autónoma de Madrid en julio de 1994 nos permite comprobar estas
afirmaciones. Las mediciones efectuadas en el sector de alimentación,
en octubre de ese mismo año, indican que la inversión
en los pequeños y medianos comercios del rubro, en miles de pesetas,
pasó de 1.084 en julio de 1993 a 12.400 en 1994: un incremento
del 1.144%. Lo mismo ocurrió con la facturación que en
julio de 1993, en miles de pesetas, era de 11.831 y en octubre de 1994
de 14.623: un 23.6% mayor.
A
mediados de 2000, toda España se manifestó contra la liberalización
de los horarios comerciales auspiciada por el gobierno de Aznar. Antoni
Subirá, Consejero de Industria, Energía, Turismo y Comercio
señaló al respecto: "Aunque el consumidor disponga
de un horario de apertura más amplio de los comercios, no por
ello comprará en mayor cantidad Y los gastos adicionales a los
que habrá de hacer frente el sector comercial repercutirá
en el precio final". Estudios realizados al respecto indican que
el resultado de abrir los establecimientos todos los días festivos
constituiría un incremento en los costes variables del comercio
equivalente, aproximadamente, a un 15%, mientras que el incremento de
las ventas se ha estimado en un 0,5% (Fuente: "El País",
España, 16 de julio de 2000). Además, las encuestas realizadas
señalan que el tema de la liberalización de los horarios
comerciales no atrae a los consumidores. Un estudio realizado en Galicia
en 2004 arrojó como resultado que la apertura de los domingos
y feriados sólo es importante para el 12% de la población.
No
obstante estas consideraciones que no carecen de valor y son de estricta
justicia, queremos dejar como expresión fundamental que el objetivo
esencial en nuestra adhesión a este acuerdo es, en primer término,
revalorizar el concepto de acuerdo social como instrumento fundamental
para la solución definitiva no sólo de este problema sino
también de los grandes conflictos nacionales.
En
segunda instancia, revalorizar el concepto de trabajo y su dignidad
con el pensamiento del Papa Juan Pablo II al afirmar: "El trabajo
es no sólo un bien útil o para disfrutar, sino un bien
digno, es decir, que corresponde a la dignidad del hombre, un bien que
expresa esta dignidad y la aumenta." (Carta encíclica sobre
el trabajo humano "Laborem excercens", 1981), agregando más
adelante: "El trabajo es un bien del hombre -es un bien de su humanidad-,
porque mediante el trabajo el hombre no sólo transforma la naturaleza
adaptándola a las propias necesidades, sino que se realiza a
sí mismo como hombre, es más, en un cierto sentido se
hace más hombre".
Esperamos
realmente que este acuerdo que conlleva un período de prueba
no sólo se transforme en definitivo sino que, además,
sea el principio y fundamento de un acuerdo similar a nivel nacional.
En ello pondremos nuestro mayor empeño.
Ver
Antecedentes del cierre dominical
en información de prensa